Se ha ido Battiato. Y me apena. Últimamente comparto mucho tiempo de mi vida con gente joven, de unos 20 años, algunos de 25. Discutimos sobre música a veces. Como tengo 43 años, muchas veces me doy la lectura de que me hago mayor, y que yo hacía lo mismo cuando de joven me reía del maestro Perales.
“Se ha ido Batiatto”
Pero días como hoy, no me creo esa argumentación. Días como hoy creo que he tenido la inmensa fortuna de vivir una época dorada de la música. De saborear artistas en diferentes lenguas que me han tocado el alma y me han hecho mejor. Cuando escucho la música que mis compis jóvenes me ponen, a veces, me entristece. ¿Qué recuerdos emocionales tendrán dentro de 20 años? Son canciones que objetivamente están podridas ,no transmiten nada, no crean nada, no inciden en nada y no alientan a nada. Es música inerte, sin emoción de ningún tipo.
“He tenido la inmensa fortuna de vivir una época dorada de la música”
Cada vez más la música camina hacia el futuro en este sentido. Yo casi no escucho novedades. Me ponen nervioso. Todas las canciones son iguales. Todas dicen las mismas tonterías. Bucear para encontrar algo decente me acaba cansando la mayoría de las veces. En ese sentido sí que noto que me estoy haciendo mayor. No me apetece ponerme a rebuscar nada nuevo porque es como entrar en el famoso pajar a buscar la aguja.
“Todas las canciones son iguales”
Se ha ido Battiato, y se ha llevado mucha belleza. Otro más. Poco a poco irán cayendo, por una cuestión de edad. Dejan un mundo musical huérfano y peor. Y hoy no escribo esto como persona de 43 años, si no como aficionado a sentir la música y lo que transmite. Ojalá os vaya muy bien a los nuevos con todos los aparatos tecnológicos que estáis utilizando para afinar, para crear y para producir. Ojalá os sepan a gloria las letras machistas, sexistas e inertes que escribís. La tecnología y el futuro corren en contra de las emociones y de la música. Yo me quedo aquí, danzando, como los zíngaros del desierto.