#DesayunoconEFEM – Museo de Popeye, Chester, Illinois

Hace ya tiempo leí una noticia que se quedó en mi cabeza dando vueltas. Algo parecido a cuando se te queda pegada una canción y no puedes parar de tararearla, pero en esta ocasión lo que se me quedó pegado fue un titular:

Enseñan a las espinacas a enviar e-mails cuando detectan explosivos“.

Este titular actuó como un gusano auditivo en mi cerebro. Y es que, al leerlo, imaginé una clase de colegio llena de espinacas parlanchinas aprendiendo a enviar emails, me reí con la idea y esa risa se quedó ahí, en mi cabeza, en modo bucle. Las espinacas prodigiosas también.

Solo hay que leer la noticia completa (si puede ser en la fuente original en inglés mejor) para entender que no, nadie ha enseñado a las espinacas a escribir un email y no, no están en clase aprendiendo por muy divertida que me pueda parecer la idea. Esas espinacas son una de las primeras demostraciones de sistemas de ingeniería electrónica en las plantas, una aproximación a lo que en investigación se denomina: plantas nanobiónicas.

Los primeros pasos de la comunicación de los humanos con las plantas
“El objetivo de la nanobiónica vegetal es introducir nanopartículas en la planta para darle funciones no nativas”, dice Michael Strano, profesor de ingeniería química de Carbon P. Dubbs en el MIT y líder del equipo de investigación.

En este experimento en concreto las espinacas fueron diseñadas para detectar compuestos químicos conocidos como nitroaromáticos, que a menudo se utilizan en minas terrestres y otros explosivos. Cuando alguna de estas sustancias está presente en el agua subterránea que absorbe la planta con las raíces, los nanotubos de carbono colocados en las hojas, emiten una señal fluorescente que se puede leer con una cámara infrarroja conectada a un raspberry pi (una especie de ordenador básico y económico parecido al que llevan los smartphones).

Una noticia como esta, con espinacas que detectan explosivos, hizo que en mi cabeza apareciese de nuevo un personaje de mi infancia, un tipo al que las espinacas le daban una fuerza extraordinaria: Popeye el marino.

Y decidí así nuestro destino para este desayuno: Chester en Illinois tiene un Museo de Popeye y una estatua que conmemora el aumento de consumo de espinacas en el país gracias a él (un 33%). Se considera la primera “Branded Content” de la historia (técnica de marketing que consiste en crear contenidos vinculados a una marca que permitan conectar a esa marca con el consumidor).

Recuerdo verlo en la televisión de mis abuelos. Mi abuela se reía muchísimo sentada en su butaca junto a la camilla que escondía una estufa para calentarse los pies.

No he encontrado página web del museo ni tampoco redes sociales. Pero sí se pueden ver imágenes y leer comentarios en Tripadvisor como alternativa virtual ahora que aún no podemos viajar por culpa de la pandemia COVID-19.

Después de ver las fotos seguí tirando del hilo y encontré algo que no sabía. ¿Sabías que Popeye empezó siendo un personaje secundario en una historia en la que la protagonista era su novia Olivia? En inglés el nombre completo del personaje es: Olive Oyl.

selective focus photography of green leafed plant
“Olive oil” en inglés quiere decir: Aceite de oliva

Según he leído aquí, llamando a su personaje Olive Oyl, el autor, Elzie Crisler Segar, quiso hacer un homenaje al aceite. Al de la lámpara que le daba luz y al que le alimentaba por las mañanas en el desayuno.

Así que voy a dejar también un pequeño homenaje al aceite y a Olivia. Considero que uno de los mejores desayunos que hay es tan sencillo como una tostada con un poco de aceite de oliva virgen extra.

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¿Virgen o virgen extra? En ruta con la Ciencia busca la “huella dactilar” del aceite en el Laboratorio Agroambiental de Aragón

Volvemos a las espinacas, consideradas superalimento, aunque imagino que ya sabes que no tienen tanto hierro como nos hicieron creer a los que veíamos Popeye el marino…

En este vídeo explican que en 1981 un estudio publicado en el British Journal dijo que había habido un error en el valor de hierro asignado a las espinacas. El artículo se titula Fake! (Fake! quiere decir ¡Falso! ). A mí me contaron esto de los decimales hace ya mucho tiempo y lo creí, hasta que me puse a buscar información para escribir estas líneas y me encontré con un artículo de Juan Revenga.

Me encanta leer El Nutricionista de la General y al teclear “espinacas” en su buscador me llevé una grata sorpresa. Encontré dos cosas que comparto aquí:

Y no se tú, pero yo al leer “Amigo Félix” no pude evitar ponerme a tararear.

“Amigo Félix” es una canción para despedir a Félix Rodriguez de la Fuente con letra de Gloria Fuertes.

Enrique y Ana consiguen hacerme viajar al pasado. Por cierto ¿sabías que Ana estudió ingeniería informática? Yo no tenía ni idea, pero al encontrarlo he recordado una serie de vídeos que se llaman “De mayor quiero ser…”. Comparto contigo aquí el de Ingeniera Informática.

¿Tú qué quieres ser de mayor?

Y esto es todo por hoy. Espero que hayas disfrutado del desayuno. ¡Hasta el próximo lunes!

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