El Tinder De Los Nombres

Mi amigo Gonzalo me explicaba el sábado que había conocido a una chica que siempre se había enamorado de chicos que se llamaban Gonzalo. Estaba eufórico. Lógico. Me pareció una historia apasionante en cuanto me la explicó. Extraña patología. Nunca había escuchado nada parecido. Todo sería más fácil para todos si nos enamoráramos de unos nombres concretos de personas. Yo hubiera querido llamarme entonces Apolonio, que hay pocos, y así, tocaría a más.

“Ella siempre se enamoraba de chicos que se llamaban Gonzalo”

Al día siguiente, en su concierto, mi amigo Rafa Pons explicó cómo un par de amigos suyos que se acababan de enamorar, le explicaban la experiencia como gran novedad. Todos tendemos a hacerlo cuando nos enamoramos de alguien. “Esto es diferente, esto es especial”. Es un fenómeno extraño lo de enamorarse. Nos gusta sentirlo como algo diferente y único.

“Cuando te enamoras lo vives como algo diferente, especial”

En el caso de la amiga de mi amigo Gonzalo esto no es así. Ella está enamorada de un nombre en concreto y cualquier otro nombre le sabe a poco. Pero en cuanto conoce a una persona que se llama como ella quiere, se ahorra un montón de trámites emocionales. Todos los trámites que preceden al enamoramiento: conocerse, forjar una amistad, dudar, sentir, … Ella sale enamorada de casa. Es fantástico. Debería existir un Google Name Maps para la gente que quisiera adoptar esta actitud. Un Tinder de nombres.

“Podría existir un Tinder de nombres”

Otra buena amiga me ha aconsejado hoy  que no deje nunca de ser como soy. Que el corazón lo tenemos para arriesgarlo y que no hay nada de malo en ello. Y que es mejor ejercitarlo que tenerlo asegurado o ciego. Y yo a las chicas que se llaman Sandra, siempre le hago caso.

¿Te ha gustado?

38 points
Upvote Downvote