Expulsado del grupo de WhatsApp

El otro día me echaron de un grupo de WhatsApp. Lo peor, es que me di cuenta unos días después. Si habéis venido a alguno de mis conciertos quizás me hayáis escuchado decir que esa situación es de las más hostiles que uno puede imaginar. He hecho infinitas bromas. No obstante, si os soy sincero, y cómo suele ocurrir cuando fantaseas con algo, la realidad no ha sido tan dura.

Durante años me lo imaginaba como uno de los mayores actos de guerra de este nuevo siglo. Una amiga mía fue expulsada de un grupo por no participar y siempre me burlaba de ella por ello. Llegué a hacer encuestas en los conciertos para preguntar a cuántos les había echado de algunos.

En mi caso, me echaron del grupo de vecinos de la comunidad, que la verdad, es un coñazo y casi me hacen un favor. Resultó ser el vecino de abajo con el que nos odiamos. Fue algo estúpido por su parte, porque cuando me di cuenta una amiga me volvió a añadir, más por joder que por que me interese mucho los problemas con el ascensor o con el agua de mi edificio.

Un grupo de padres, o de vecinos en WhatsApp, es una invitación a los problemas. No te conoces, y muchas veces se desvían los comentarios del asunto por el que fue creado. Famoso es este hilo de un padre expulsado de un grupo de padres del cole.

Con los amigos de verdad, es mucho más delicado el asunto, y, nos guste o no, el grupo de WhatsApp de nuestros amigos es ya el epicentro de la amistad. Desde hace un par de meses ya no estoy en uno de los grupos en los que más participaba. Eran de mis mejores amigos, pero la inercia de discusiones no era la más correcta y todos me señalaban a mí como el más conflictivo (cabrón soy, esa es la verdad) así que decidí que lo mejor era irse.

Pasado ya un tiempo sigo creyendo que tomé la decisión correcta, pero aquí estoy para ser sincero, y debo decir que, aunque siga manteniendo relación con la mayoría de ellos y los quiera igual, también siento que ya no estoy tan vinculado. Es inevitable. Durante más de 10 años cada día he sabido de ellos, a casi todas horas y ahora puede pasar una semana sin hablar con ninguno.

Queramos o no, los grupos y cómo nos comunicamos por WhatsApp marca la frecuencia de relación con nuestros amigos y familiares, yo, por ejemplo, hablo mucho más con quien graba audios que con quien no lo hace, pero, eso lo explicaré en otro post.

Divertido video Argentino de Gabriel Lucero sobre la pesadilla de los chats de padres

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