El 18 de mayo de 2012 se celebró el primer Día Internacional de la Fascinación por las Plantas.
Las plantas nos fascinan por su belleza, perfumes, formas y comportamientos, pero, sobre todo, las plantas juegan un papel importante en nuestra vida y la del planeta.
Estamos en primavera y la primavera es una época propicia para poder visitar floraciones excepcionales de frutales en los valles de Jerte, Ciezo, Pop o tantos otros lugares maravillosos de nuestra geografía.

Pero no hace falta esperar al 18 de mayo.
Cualquier día es perfecto para visitar los parques y jardines botánicos y disfrutar de su riqueza y variedad.
Al fin y al cabo, los jardines botánicos son museos, y el 18 de mayo también se celebra el Día Internacional de los Museos. Águeda nos lleva todos los lunes de la mano por museos increíbles. Yo os quiero llevar hoy, no de la mano, que no tengo tanta pericia, sino solo señalando y ya vosotros decidís, de visita al mundo de las plantas.
Un día, no diré cuando, descubrí Google Lens por accidente. La cámara de mi teléfono lo tenía integrado y nunca lo había utilizado. Sirve para identificar lo que fotografías, y gracias a esta aplicación descubrí que la ribera del río con pozas espectaculares donde nado hasta la congelación todos los veranos, está bordeada de avellanos. Para los paseos por el campo es perfecto. Te la descargas, haces una foto y enseguida te dice qué es lo que has fotografíado, o te busca referencias. Os dejo aquí el enlace a la web. Un descanso para no tener que cargar con los libros de botánica.

Si no eres tan campestre, si te gusta lo que ya está ordenado y que no haya sorpresas inesperadas, tienes a mano en cualquier ciudad un jardín botánico.
Siempre me han gustado los jardines botánicos. Procuro visitarlos en todos los lugares a los que voy, porque los parques y jardines, las ciudades con plantas asomadas a cualquier balcón, me parecen más amables. El jardín botánico que tenemos en la Ciudad del Cierzo (acabo de descubrir escribiendo esto que no se llama «el del parque grande» sino de Javier Winthuysen (pintor y diseñador de jardines, amigo de Sorolla y protagonista del poema «marinero en tierra» de Alberti), no es muy grande, pero tiene un mosaico de caminos irregulares y pequeños puentes de madera sobre las canalizaciones para evacuar el agua, que dan una paz que se encuentra en muy pocos lugares. Además es público, en medio de la ciudad y está poco transitado. En verano es el lugar ideal para dejarse llevar por la pereza y la procrastinación. Pero hoy os llevo al jardín botánico de Berlín, que es fabuloso. Aquí os dejo el enlace para que hagáis la visita virtual.

Cualquiera diría que en mi ciudad, en Zaragoza, rodeados de desierto, no pueden encontrarse paraísos . Nos gustan los cactus, sí. Pero adoramos el verde y el estallido de colores de la primavera. Incluso tenemos artistas que nos sumergen en mundos de nostalgia, futuristas, o incluso postapocalípticos, grabados en plantas. Si buscáis un regalo original os recomiendo a una fotógrafa que ya casi no necesita presentación, porque ya se conoce su nombre en casi todos los lugares donde se aprecien la belleza y el arte, y que es Lorena Cosba.
Fotografías impresas en pétalos, en hojas, como ramas de árboles, en pequeños ecosistemas naturales preservados en campanas de cristal.
Os dejo aquí el enlace a su web. Me gusta especialmente su sección de Systema Naturae. Ahora mismo expone #desdelaraíz en Fraga, en @serendipia.gestioncultural. Podrá verse hasta finales de junio, en grupos de 10 personas, con reserva en la web del Ayuntamiento de Fraga y ya sin confinamientos perimetrales. Os lo recomiendo mucho. Podéis seguirla en instagram en @la_cosba

Otra de las fascinantes facetas del mundo vegetal, que no solo nos viste y alimenta (cuerpo, mente y alma), es que nos lleva a realidades que parecen sacadas de películas de ciencia ficción. Los científicos experimentan nuevos sistemas para comunicarse con la vegetación y ya existen plantas carnívoras manipuladas a distancia o vegetales que avisan cuando se ven afectados por una enfermedad.

En Singapur han diseñado unos electrodos capaces de detectar las bajas señales eléctricas que los vegetales emiten de forma natural.
En la imagen tenéis una dionea atrapamoscas -una planta carnívora- que cierra sus «mandíbulas», formadas por dos lóbulos, cuando un teléfono inteligente emite una señal. Unieron uno de los lóbulos a un brazo robótico para agarrar un alambre de medio milímetro y después consiguieron agarrar un objeto pequeño mientras caía. La tecnología está en ciernes, pero los investigadores creen que podría servir en el futuro para concebir «robots-plantas» capaces de manipular objetos demasiado frágiles para los brazos rígidos de los robots.

«Estas especies de robots naturales podrían interrelacionarse con otros robots artificiales para crear sistemas híbridos»
Ya en su día nos llevó Águeda al museo de Popeye y nos contó que, en 2016, un equipo del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) habían enseñado a las espinacas a enviar e-mails cuando detectaban explosivos en el subsuelo.
El mundo de la plantas es fascinante, y este post daría para todo un volumen de enciclopedia.
Acabo con dos apuntes Tech:
- Lua, la maceta Tamagotchi: para todos aquellos que quieren tener plantas pero sienten vértigo porque no saben como cuidarlas. Lua es una maceta inteligente y es capaz de transmitir 15 emociones diferentes mediante gestos universales, como si de un Tamagotchi se tratara, con una cara sudando, temblando, sedienta… Lua mide la humedad, la exposición a la luz y la temperatura del suelo para que sepas lo que tu planta necesita en todo momento.
2. Un equipo de personas que comparten la misma pasión por la sostenibilidad, el medioambiente y las innovaciones tecnológicas en Gran Canaria, han ideado un sistema para extraer energía de las plantas. Son los responsables del proyecto Bioo, donde podemos encontrar desde maceteros que, una vez acogen una planta, son capaces de recargar la batería de cualquier móvil hasta tres veces al día (tiene un cargador USB ultra-rápido igual que el de los ordenadores.), hasta interruptores biológicos, estructuras domóticas a partir de plantas preexistentes, e incluso el rediseño del centro de una ciudad donde las plantas son capaces de activar luces por la noche en simbiosis con el ser humano.

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