Hablando con máquinas

¿Os acordáis de la primera vez que escuchasteis una máquina al teléfono?

Tuvo que ser un contestador automático, seguro. De repente, los tonos de llamada cesaban y saltaba una voz que te indicaba que la persona no estaba en casa y te instaba a que dejaras un mensaje después de oír la señal. Gracias.

A pesar de que los orígenes del contestador automático se remontan a 1935, los primeros que recuerdo yo salían en la tele. Eran unos aparatos en los cuales se metían unas cintas de casete y que normalmente en las películas americanas se usaban para recibir mensajes del ligue. Creo mi primer recuerdo llega de una película muy especial para esta página.

No he encontrado la escena en castellano pero es del principio de la película cuando Linda le dice a Marty: “No soy tu contestador automático” y luego le dice que le ha llamado 2 veces Jennifer (min. 1:00),

Poco a poco, las máquinas fueron integrándose en nuestras vidas telefónicas. Al principio solo para que presionáramos la extensión con la que queríamos hablar, sustituyendo así a la telefonista/recepcionista. En este punto he de decir que mi madre fue toda su vida laboral telefonista y recepcionista. Primero de las que pinchaban los cables y al final con un auricular en la oreja. Y que conocía todas las extensiones, y a todos los que llamaban, y que incluso les preguntaba por su familia, cosa que una máquina nunca hará.

Mas tarde, las máquinas se fueron haciendo más sofisticadas y ya preguntaban directamente qué querías, eran capaces de traducir, interpretar y contestar de forma correcta. O no tan correcta…

Os dejo aquí este vídeo porque yo personalmente me río mucho con Especialistas Secundarios

Conversar con máquinas siempre será un reto, y creo sinceramente que una conversación natural es complicada de momento y que ahora solo están para contestar preguntas sencillas, contar chistes sin gracia, ponernos canciones o activar nuestras persianas.

Amén del catálogo de pedos que puedan tener algunos asistentes de voz, como Alexa, no había oído nada especialmente reseñable hasta que hace poco a un amigo una máquina le hizo una entrevista de trabajo.

Las máquinas o robots para realizar entrevistas de trabajo suelen utilizarse en la criba inicial de candidatos pero se presentan como algo más allá. Una garantía de justicia e imparcialidad que garantiza la diversidad y selecciona al candidato más preparado para el puesto con independencia de su raza, edad, religión o condición sexual.

A mí, no obstante, me surgen varias preguntas:

¿Cómo va a tener una máquina o una inteligencia artificial la empatía para detectar que aunque seas una persona perfecta para el puesto estás de los nervios o no tienes un buen día, o te duele la cabeza?

¿Debería un proceso de selección para un puesto de trabajo tener en cuenta que no somos máquinas?

¿Dónde queda la intuición para detectar habilidades como el trabajo en equipo, compasión o proactividad si lo único que evaluamos es la preparación académica y la experiencia profesional?

A mí me gusta que en una entrevista me sonrían para tranquilizarme o me digan: tómate tu tiempo para contestar, así que de momento no lo veo.

Aunque tampoco veía lo de internet a principios de los 90 cuando nos lo contaron en clase, así que no me hagáis mucho caso que como adivina he demostrado tener muy poco futuro.

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