La muerte es algo que, inevitablemente, nos llegará a todos algún día. Pero ¿Qué ocurre con la información que hay en Internet de una persona que ya ha fallecido? ¿Se borra o se mantiene? ¿Existe la vida después de muertos en Internet? ¿Hay alguna cláusula legal al respecto?
El mundo digital se ha asentado tan rápido en nuestra cultura que apenas ha dado tiempo a pensar en este tipo de cuestiones para desarrollar una ley que permita decidir qué hacer con el legado que dejamos en Internet una vez que hemos fallecido.
Lo único que encontramos es un término llamado “legado digital”. Es cierto que este término no está insertado en el orden jurídico, pero es posible considerarlo como “la última voluntad expresada por el fallecido con respecto a su patrimonio digital”. Cuando hablamos de legado digital es importante diferenciar entre testamento digital y el testamento digital inverso.
- Testamento digital: permite al fallecido seleccionar a sus herederos digitales que pasarían a ser los controladores de toda la identidad virtual de la persona que ha fallecido. Es decir, estarían a cargo de todos sus datos, de todas sus cuentas digitales y, como no, de sus redes sociales.
- Testamento digital inverso: en este caso se contempla la posibilidad de optar por la eliminación de los perfiles que se han creado en vida después de la muerte. Eso se considera como “derecho al olvido”, es decir, que una persona tiene derecho a que todos sus datos de Internet sean borrados una vez ha fallecido.

La vida en Internet después de fallecer, ¿Importa?
A pesar de que puede parecer un tema trivial, es decir, que no tiene nada de importancia, lo cierto es que sí, la vida en internet después de morir importa. Hay que tener en cuenta que una mala gestión de los datos que están colgados en Internet podría llevar a usurpación de identidad o a problemas relacionados con la protección de datos, que acabaría con la negativa al derecho a la intimidad, al honor y a la imagen de la persona fallecida.
Ante esta situación, muchas redes sociales han creado la autorregulación, es decir, una opción para que los usuarios puedan planificar su vida digital. Se ofrece la opción de eliminar sus datos después de su fallecimiento o, por otra parte, designar la tarea de la gestión de las redes sociales a una persona concreta a través del “administrador de cuentas inactivas”.
En el caso de la red social de Facebook, por ejemplo, está la opción de eliminar completamente el perfil en su red social o bien crear una página conmemorativa para que tanto los familiares como los amigos puedan mantener vivo el recuerdo de la persona fallecida.
Eso sí, a pesar de que son opciones muy válidas para considerar la vida después de muertos en Internet, lo cierto es que no está regulado por la legislación, por lo que lo que se decida no tendría ninguna validez jurídica. Solo tendría validez si se ha recogido previamente en el testamento realizado.