Los Borrachos. T2 Cap 5: Una Familia

Al poco de reemprender la marcha, Manolillo me dijo “Eh jefe, la rarita esta se ha sentado en el suelo”. Mindfulness estaba apoyada contra la pared, con los ojos cerrados y alborotando su pelo rizado con su mano derecha. Necesito parar y encontrar mi centro, nos dijo. Manolillo se echó a reír y respondió que el centro estaba justo allí, todo recto, donde la basílica del Pilar. Ella le miró desafiante. Él  rompió a  reír. Jordi se unió a las risas. Laura no pudo evitar soltar una carcajada, y creo que fue la primera vez que la vimos reír desde que la conocimos. Yo me posicioné junto a Mindfulness para que no se sintiera burlada. Vamos chicos, dejadla en paz. Jordi se sentó a su lado. Yo busco el centro contigo, le dijo acariciando su hombro.

Está bien, descansemos unos minutos aquí, parece que esto está tranquilo  ahora. Nos reguardamos en un cajero de Ibercaja que estaba abandonado pero entero. Parecía que por aquella oficina no iba nadie a limpiar desde hacía meses. De hecho, dentro, había un chico como dormido con la cabeza apoyada encima de la mesa.

Nos acercábamos a mediodía y las calles empezaban a llenarse cada vez más. Allá donde uno mirara, solo veía gente borracha por todas partes. Chicos, creo que lo mejor que podemos hacer para pasar desapercibidos es hacernos los borrachos. Jordi y Manolillo ya lo estaban, así que no necesitaban fingir. Pero el resto, sí. Jordi me tenía algo preocupado desde hacía días. Cada vez hablaba menos y se reía más. Solo reía. Con cualquier cosa. Reía y acariciaba a Mindfulness. Lo hacía sin ninguna pretensión sexual, solo como por cariño. Y la chica se dejaba querer. Como si necesitara aquello. Jordi había entrado en un atontamiento ebrio que hacía que cada vez hablara menos. En cambio, Manolillo se mantenía siempre en un mismo ciclo de borrachera de chistes y  bromas. A ratos era insufrible. Muy pesado.

Laura lo mantenía bastante a raya y a ella no se le acercaba. En cambio yo, que siempre he sido de quedar bien con todo el mundo, le reía todos los chistes aunque fuera con una media sonrisa. Menos cuando se metía con alguno de nosotros. De alguna forma, aquel hombre aparentemente fuerte y autosuficiente me daba cierta pena. A ratos le percibía ido, como solo, pensando, ausente, tal vez triste. ¿En quién pensará? Pensaba yo. En cuanto se daba cuenta de mi mirada fijada en él, se defendía con cualquier tipo de broma o chiste. Y yo hacía como que no me daba cuenta de nada.

Laura parecía que había encontrado su lugar en el mundo de nuevo a nuestro lado. Supongo que igual que le pasó con su antiguo novio, aquel piso, y el universo de los conciertos, la chica había hecho de nuestras aventuras su nuevo hábitat. Y en esa zona nueva de confort se empezaba a sentir a gusto. Y se le notaba. Cuidaba de Jordi, estaba atenta a todo lo que nos pasaba, y alguna vez incluso confraternizaba con Manolillo.

Apoyado en la pared del cajero, dejé de pensar por un momento en mi mujer y mi hija. ¿A dónde iba realmente?¿Qué buscaba?. Mirando a aquel grupo de gente que había formado a mi lado, sonreí. Realmente, empezábamos a ser como una familia y yo  me sentía parte de ella, algo, que no recordaba haber sentido jamás. Fue la primera vez que pensé que tal vez el mundo era mucho mejor así, y que así, en su borrachera general, a nosotros nos hacía mejores.

¿Te ha gustado?

32 points
Upvote Downvote