LOS DRÉPANOS: CAPÍTULO 15

LA NIÑA BONITA

Las imágenes de la gente arrasando el escenario – con el Cheba incluido –  se reprodujeron de inmediato por todos los medios tradicionales que se burlaban de la masiva manifestación convocada por los “Jóvenes por el Universo” sin poder negar la enorme cantidad de hombres y mujeres que habían asistido al acto. Por segunda vez en la semana el Cheba se convertía en noticia nacional y exprimía sus 15 minutos de fama extraterrestre a fuerza de actuaciones grandilocuentes, gritos y caídas mientras los periodistas remarcaban que la extravagante reunión había acabado con heridos, desmayos y personas que lloraban. Que lloraban por otras cosas.

Al día siguiente una sintética nota de opinión en la sección de cultura del diario Pancarta parecía colocar una lápida sobre el incipiente movimiento juvenil.

“Madrid ha asistido en la tarde de ayer a un bautismo de zombies conspiranoicos que tropezaron en la Tierra plana con discursos que no empezaron y canciones que no terminaban. Los jóvenes por el universo envejecieron pronto mirando al cielo vacío mientras esperaban una respuesta que seguramente debieron haber aprendido en la escuela. Cabe recordar que muchos cyber intelectuales modernos se atrevieron a asegurar – en las horas previas a esta concentración de cocoliches iletrados- que había que prestarle mucha atención a este tipo de fenómenos porque sino podríamos tenerlos reventando las urnas en unos años como ha pasado en otro países de diversa jerarquía democrática. Ese pensamiento lo suelen provocar una infancia sin dulces y una adolescencia sin novia. Por eso desde estas humildes páginas (en las cuales tantas veces nos hemos rendido ante la inteligencia de filósofos, pensadores o eruditos de la calle y de los claustros) hoy no podemos menos que reírnos de esas afirmaciones taciturnas y sospechar que otros intereses deben habitar el atrevimiento de realizar afirmaciones temerarias que caen en ridículo con la primera mirada limpia de realismo mágico. Habrá un mañana, pero gracias a Dios, no será el que proponen estas cabezas huecas con ropas de otros talles. Resumo lo que siento en este verso final: Queridos y patéticos jóvenes por el universo, sepan que ustedes no pueden ser el futuro, porque el futuro era mejor”.

El Cheba había sido rescatado entre la multitud por los rapados corpulentos de la seguridad que lo trasladaron hasta un punto seguro (un bar a la vuelta) junto a los demás protagonistas del acto entre los que se encontraban el cantautor terraplanista Goyo Parasiempre y la famosa actriz Esmeralda Casanova, madrina de Jóvenes por el Universo y figura convocante de la jornada que debía cerrar el acto con una performance teatral que no pudo llevar a cabo debido a la salvaje irrupción de la gente.

Ella había sido la principal precursora de que tantas personas se hubiesen acercado hasta la Puerta del Sol porque se había encargado de promocionar el evento en todas sus redes como la jornada definitiva para la liberación.

El Cheba quedó paralizado al encontrársela de frente porque siempre había estado muy enamorado de aquella mujer inalcanzable que en los últimos años había desarrollado su costado espiritual dejando de lado las plumas y los escándalos. Por supuesto que seguía siendo tan hermosa – incluso más – que cuando copaba las tapas de revistas con su cuerpo desnudo a finales de los ´90 o cuando concurría sistemáticamente a los programas de la farándula para anunciar sus romances o rupturas.

Con la garganta seca por los nervios y administrando cierta tartamudez que le dificultaba hablar con naturalidad el Cheba se acercó a Esmeralda para pedirle disculpas por haberle arruinado su presentación y al mismo tiempo para decirle que era un gran admirador suyo desde que había debutado con 15 años en la novela adolescente “Un año a la marchanta”. Casi nadie la recordaba por ese pequeño papel sino más bien por todo lo que hizo después.

Ella juntó las palmas de sus manos contra el mentón y le dedicó una reverencia que casi provoca un paro cardíaco en el Cheba. Acto seguido le dio un fuerte abrazo, le dijo que no estaba enojada ni en lo más mínimo, sino que muy por el contrario ella se encontraba absolutamente feliz por haber estado presente en un acontecimiento fuertemente energético provocado por un discurso tan emotivo e inspirador como el que había dado. El Cheba sintió que eso era lo mejor que le habían dicho en toda su vida. Y era un poco cierto. Es que no había recibido muchos elogios a lo largo de su sinuosa existencia, por eso sin lugar a dudas el abrazo y las palabras de quién había sido la mujer más deseada por toda España hace más de 20 años lo hicieron tocar el cielo con las manos.

Goyo también quiso acercarse a ella para recibir un abrazo o un elogio pero le tenía miedo al Cheba y además todavía le dolían los huevos.

Afuera del bar la gente se agolpaba histérica contra la ventana para ver lo más cerca posible a Esmeralda y sacarle fotos. Ella los saludaba de lejos como una reina sonriente y también les sacaba fotos con su teléfono desde adentro del bar para subirlas a las redes. Es que Esmi subía todo a sus redes. Absolutamente todo. El desayuno de café con jugo de naranja, las 2 horas de ejercicios matinales, el almuerzo con amigas en algún restaurante de moda, los canjes de ropa que le llegaban a diario, su gato negro durmiendo sobre sus tetas, un discurso a cara lavada explicando por qué es fundamental vibrar alto, una foto meditando, otra abriendo una botella de vino tinto con alguna leyenda acerca de la libertad, muchas imágenes de viajes en lugares paradisíacos, etc. Cada uno de esos posteos tenía miles de visitas y cientos de comentarios. El paso obligado de la televisión a las redes ella lo había dado antes que nadie y por eso se había convertido en una influencer absoluta con más de 15 millones de seguidores.

El Cheba no tenía ni mail.

Mientras Goyo Parasiempre salió a firmar autógrafos (y no firmó ninguno) Esmeralda y el Cheba conversaron animadamente sobre extraterrestres, nuevo orden mundial, alimentación neandertal, fecundación cósmica y contrataciones necesarias para el Rayo entre otras cuestiones. Cada uno sacaba un tema y el otro asentía aportando algo.

Esmeralda estaba embelesada con el modo de hablar y la forma de ver el mundo que tenía el Cheba, en realidad él no veía el mundo así por lo tanto se daba el lujo de decorar todo lo que decía porque la presencia de esa mujer lo iluminaba como nunca antes le había ocurrido.

Cuando ya había pasado un buen rato ella le agradeció infinitamente por haberse incorporado a las filas del movimiento “Jóvenes por el universo” y él respondió que por fin sentía que estaba en el lugar correcto y en el momento justo. Era verdad.

  • ¿Dónde estuviste todo este tiempo, Chebín? – preguntó Esmeralda con dulzura mirándolo demasiado de cerca.

Al Cheba el corazón le latía tan rápido que quiso gritar y matarse, pero no.

  • Siempre estuve acá pero no me veían – respondió serenamente sosteniéndole la mirada como pudo.

Esmeralda apuró la copa de champagne y le dijo al oído:

  • Mañana es mi cumpleaños, voy a dar una fiesta exclusiva en mi casa y quiero que seas mi invitado de honor.

El Cheba sólo podía pensar en que no tenía ropa presentable para ponerse.

A muchos kilómetros de Madrid decenas de marines y soldados buscaban al Presidente de los Estados Unidos con vehículos todoterreno, barcos, drones y helicópteros por cada rincón de la devastada Isla de San Salvador (y también entre los restos de la destrucción que flotaban en el mar), las demás personalidades fueron abandonado la isla en diferentes vuelos que los trasladaron hasta un discreto aeropuerto en la Florida y desde ahí a sus respectivos puntos de partida para volver a encontrarse todos unos días después en la ONU e informar a la población sobre las naves que se acercaban a la Tierra.

La Canciller alemana regresó a Berlín, el Chino a Pekín, el Ruso a Moscú, el agregado cultural de Israel a Nueva York, el General Sanders al Pentágono, Trevor a la sede de la NASA en Washington, Geraldine a París y el Cónsul se quedó en Miami para ver a sus queridos Delfines contra los Jets tal cual lo tenía previsto.

Lo que había sido planeado como una reunión relámpago y secreta terminó convirtiéndose en una jornada inolvidable por diferentes motivos para ambos grupos. Mientras que unos soportaron al huracán Lisa en el maravilloso búnker de la mansión de Voynich, otros quedaron atrapados dentro de la combi durante 24 horas sólo comiendo mantequilla de maní, bebiendo agua sucia de la inundación y haciendo sus necesidades en un balde en el fondo del vehículo. Para colmo el divertido chofer, en un momento frágil de la madrugada, les propuso mantener relaciones sexuales entre todos y se generó un ambiente cortante que ya no se pudo recomponer.

Justamente el carácter súper secreto de la reunión con Voynich impedía hacer pública la búsqueda del Presidente lo que por otra parte hubiera generado un impacto profundo en la opinión pública y un golpe fatal para los servicios secretos. El huracán Lisa ya se había transformado apenas en una tormenta tropical antes de llegar al Continente pero las esperanzas de hallar con vida al primer mandatario se desvanecían con el correr de las horas.

Paralelamente en la Casa Blanca el controvertido vicepresidente Rulfo di Tomasso era informado minuto a minuto sobre la operación de búsqueda para que estuviera preparado por si en cualquier momento debía dirigirse a la Nación para anunciar la triste noticia y de inmediato ser investido como nuevo Presidente. Esto significaba una situación peligrosa para EEUU porque di Tomasso era un empresario millonario de los casinos que mantenía un perfil altísimo en los medios y que solía mostrarse con bellísimas mujeres ostentado riqueza y derrochando recursos. Sin embargo, como un golpe estratégico para lograr inmunidad, durante la pandemia había decidido lanzarse a la política realizando exorbitantes donaciones que se encargaba de difundir ampliamente en los medios. Esto le sirvió para posicionarse como un benefactor de la sociedad y al mismo tiempo capitalizar esa generosidad como plataforma de campaña.

Por supuesto que contaba también con una enorme imagen negativa porque eran muy conocidos los lazos oscuros que siempre había mantenido con los negociados del poder y eso no le permitía todavía ganar una elección encabezando el binomio presidencial.

Su presencia dentro de la fórmula electoral por lo tanto había sido una exitosa estrategia para seducir a los votantes indecisos o descreídos porque lo veían a Rulfo como un superhéroe de las finanzas que prometía devolverles a los verdaderos ciudadanos estadounidenses el status que se merecían dentro de una sociedad peligrosamente plagada de inmigrantes. Su lema era: “Si debemos comer tierra, que sea tierra americana”. Y funcionó muy bien la combinación con el perfil austero, cansino y querible del desaparecido Presidente porque ambos ganaron las elecciones con récord de electores.

Ahora no habían pasado ni 36 horas de búsqueda y la CIA tuvo que reconocer que ya no quedaban lugares para hallar con vida al pobre Presidente que había sido embolsado por el huracán Lisa. Esta situación fue comunicada a Rulfo di Tomasso quién como estaba momentáneamente a cargo del país tomó su primera medida:

  • Suspendan la búsqueda.

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