En otro artículo ya habíamos hablado del fenómeno de las canciones pop que cada vez son más cortas, con el (poco sorprendente) descubrimiento de que el principal culpable es el capitalismo en su forma más simple.
Pero cuando un compositor crea una canción o una obra musical sin tener en cuenta cuestiones económicas o incluso prácticas lo que puede surgir de su mente es algo más libre y artístico.
John Cage era uno de estos compositores a los que les gusta jugar con los límites y las normas que teóricamente encorsetan a la música (como ya vimos en un anterior artículo). Así que no nos debería sorprender que quisiese jugar con el concepto del tiempo: ¿cómo sonaría la interpretación de una obra que tuviese la indicación “tocar tan lento como sea posible”?
Así lo dejó escrito en la partitura de su obra “Organ²/ASLSP (As Slow as Possible)” del 1987 y así lo interpretó Diane Luchese cuando en el 2009 la tocó de arriba a abajo durante 14 horas y 56 segundos.
Pero un grupo de musicólogos tuvo una idea para rendir un digno homenaje al compositor y honrar más literalmente su petición de tocar esta obra “tan lento como sea posible”: sacos de arena. Construyeron un órgano, que instalaron en la iglesia de San Burchardi en Halberstadt (Alemania) y la interpretación empezó el 5 de Septiembre del 2001 con un silencio que duró hasta el 5 de febrero del 2003 (sí, nada más y nada menos que 518 días). Entonces ese día, con la ayuda de tres sacos de arena puestos en tres pedales del órgano, empezó a sonar un acorde de Fa sostenido disminuido formado por tres notas que sonó durante 1 año y 5 meses.
Desde entonces han habido 13 cambios de acordes más, incluyendo uno que sonó durante casi 7 años, y está previsto que la interpretación de esta obra termine en el 2640, habiendo durado 639 años. Sí, teóricamente se podría tocar aún más lentamente pero no nos vamos a poner quisquillosos.
Quien vaya a visitar la iglesia de San Burchardi puede estar seguro de que se estará interpretando esta obra de John Cage (aunque evidentemente los momentos álgidos son en los que un grupo de voluntarios cambia unas piezas del órgano para que suenen otras notas).
En el otro extremo del espacio temporal tenemos la canción más corta de la historia: “You suffer”, de la banda Napalm Death, con una duración de 1 segundo y 316 centésimas. Suficiente duración para que el cantante en teoría cante “You suffer, but why?” (“Sufres, ¿pero por qué?”) y el resto de la banda toque poco más que un corto acorde distorsionado.
Aunque esta canción fue compuesta en el 1989 solo como una broma (no hay más que ver esta versión en karaoke para verle la gracia) el producto final es en realidad un genial resumen de la eterna pregunta “¿por qué el ser humano sufre?”. Desde el principio de los tiempos miles de filósofos, teólogos o artistas han intentado sin éxito encontrar una respuesta satisfactoria.
Y ahí andamos y andaremos los seres vivos: entre la incertidumbre del sentido de la vida y del sufrimiento en la que mejor no detenernos demasiado rato y la certeza de que nuestra existencia no es más que un breve instante en el tiempo y de que cuando ya no estemos la música no dejará nunca de sonar.