Cada uno tiene su línea roja. Ese punto que no tolera y no acepta.
Creo que soy una persona bastante tolerante con la discrepancia. Soy calentón y me gusta discutir con quien no piensa cómo yo, y pese a que me puedo enfadar puntualmente, jamás perdería una amistad por un tema político. Seria un fracaso a nivel humano.
Siempre digo que tengo amigos que opinan diametralmente opuesto a mí, y que son mejores personas. Es más, incluso pueden tener razón ¿Qué sé yo?.
Pero, cómo decía, todos tenemos nuestra línea roja, y la mía son los negacionistas de las vacunas.
Cuando leo estos títulares en España se me parte el corazón.
Creo que no hay gratitud suficiente para todo el personal sanitario que ha sostenido en primera línea una crisis pandémica como no habíamos vivido jamás.
Salíamos a aplaudirlos en los balcones, les dábamos las gracias cuando la cosa estaba más fea, pero ese efecto se diluyó y se llegaron a dar episodios de ingratitud para con ellos y mucha gente ha dado por sentado el tremendo esfuerzo que siguen realizando en las UCIS.
Muchos de los que trabajan allí me han escrito agradeciéndome mi vehemencia contra los negacionistas. Tal y como me contaba mi amigo músico Diego Savoretti que ha vivido de cercas casos muy graves de Covid y que tiene muchos amigos médicos y sanitarios “Esa gente que está viendo morir gente a diario, que están trabajando horas y horas para conseguir salvar gente, tienen que aguantar que un cantante conocido ponga en duda que la enfermedad existe. Algunos han llorado de rabia.”
“Esa gente que está viendo morir gente a diario, que están trabajando horas y horas para conseguir salvar gente, tienen que aguantar que un cantante conocido ponga en duda que la enfermedad existe. Algunos han llorado de rabia.”
Diego Savoretti
Esa es mi línea roja.
La proliferación de famosos negacionistas (en mayor o menor grado) poniendo en duda la importancia de la enfermedad, bajo el amparo de supuestas teorías de la conspiración, es inaceptable. Me saca de quicio. No lo voy a perdonar. No lo deberíamos olvidar.
Y no son pocos. La última Victoria Abril, pero son bastantes. Los Miguel Bosé, Carmen Paris, Enrique Bunbury, y muchos otros que han coqueteado con el negacionismo, se pueden ir a la mierda. Se lo digo así, con todas las letras. “Yo, Rafa Pons, os mando a la mierda. No os pienso perdonar. No lo pienso olvidar. Ojalá, como sociedad, sepamos darle la importancia que tiene y al igual que con un caso de pederastia eso marque un antes y un después en vuestras carreras.”
“Yo, Rafa Pons, os mando a la mierda. No os pienso perdonar. No lo pienso olvidar. Ojalá, como sociedad, sepamos darle la importancia que tiene y al igual que con un caso de pederastia eso marque un antes y un después en vuestras carreras.”
Lo prometo
Con los anti vacunas no debato, pero si alguna vez algún amigo con respeto me pone en duda algún argumento científico amparado en el derecho a diferir, le remito a esto que escribí para esta misma web. No todas las opiniones importan.
Sigo creyendo que aquellos que no se vacunan deberían perder el derecho a la sanidad pública y los que afirmen que el Covid es un invento deberían estar obligatoriamente un mes trabajando en las UCIS sin mascarilla.
Nuestra amiga y colaboradora Águeda Giráldez hizo un post maravilloso hace poco hablando de la vacunación y por suerte llegan grandes noticias sobre el impacto de las primeras vacunas
Hoy he querido escribir este artículo para decirles en mi nombre, en mi humilde e inexperto nombre, a los sanitarios que están cuidándonos, que GRACIAS. Que GRACIAS de corazón, y que PERDÓN, PERDÓN como sociedad por tener que escuchar declaraciones tan ingratas e injustas contra su labor.
Os doy mi palabra de que muchos no lo vamos a olvidar. Ni lo suyo, ni lo de los otros.
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