El otro día, deslizando vidas con mi dedo en un APP de citas, me quedé hipnotizado ante una descripción bajo una foto. De repente, mi cerebro dejó de coleccionar senderistas, runners, no fumadores, poetas, filósofos y carne para dar paso a un brillante grito desesperado: “Me llamo Laura, por favor, sácame de aquí”.
“Me llamo Laura, por favor, sácame de aquí”
Como bien diría cualquiera “no soy yo muy de estos lugares” pero lo cierto era que, como todos, allí una vez estaba, y enfrente ahora tenía a Laura, que suplicaba rescate.
¿Cómo se rescata a alguien que se cuelga de esta manera en una aplicación? Primero probé a darle un like, algo que el sistema me permitió. Y me quedé sentado esperando que a Laura le llegara mi señal, y me mandara la suya. Pero no llegaba nada. Pasaban las horas, los días, y Laura no daba señales de vida. Así que decidí mandarle un mensaje. En este caso, el sistema no me lo permitió pero me sugirió el pago de 9,99 al mes durante seis meses. Y caí en la cuenta. No podía liberar a Laura sin pagar un rescate, cómo no se me había ocurrido antes.
Así que introduje mis datos, la numeración de la tarjeta, el CVV y dejé casi 60 euros en una bolsa negra en la papelera. Un rescate es un rescate. Ahora solo faltaba mandar un mensaje a Laura. Lo escribí varias veces, no me decidía, estaba nervioso, y esto es lo que finalmente mandé: “Hola Laura, he pagado. Espero que pronto nos podamos reunir. Ya ha pasado todo.”. Sin más. Creí que con eso sería suficiente, que la soltarían de inmediato. La respuesta tardó en llegar un día. “¿Me estás llamando puta? Te voy a denunciar”. Me quedé petrificado. No entendía nada. Intenté rápidamente contestar, explicarme mejor, pero no hubo manera, me había bloqueado. Pasaron los días, las semanas, los seis meses de pago y nada. Hasta un día ya al año siguiente. La misma chica, pero con otra descripción “Me llamo Laura, y no te necesito”.
“Me llamo Laura, y no te necesito”
Dice mi amigo Marcos que algún día ya no saldremos de casa ni para socializar. Eso es imposible, digo yo, mientras haya que rescatarnos a mí y a Laura.