Leo en un estudio científico de la Universidad de Cambridge que en el 2030 ya no haremos el amor.
El estudio lo publicó en 2019 un tipo experto en estadística, el británico David Spiegelhalter, así que es de suponer que ha revisado todas las variables posibles hasta llegar a esa conclusión.
Según su trabajo, en el año 2000 las parejas practicaban sexo 5 veces al mes, cifra que descendió a 3 en 2010 y que para 2030 será cero.
Y no solo eso, también afirma el estudio que todo es culpa de la tecnología. Que se ha instalado en nuestro dormitorio y que así, no hay manera.

¿Y ya está?
Algo como el sexo, que ha sido: reclamo publicitario, argumento de novelas, objetivo a perseguir en los bares nocturnos, tema de muchas películas, letra de canciones, sueño a todas las edades y fantasía secreta, va a desaparecer por culpa de un capítulo más de la serie de moda? ¿Va a dejarse para mañana por jugar una partida más al Candy Crush? ¿Por ver en Twich al streamer de moda?
Me niego a creerlo.

Porque creerlo es pensar que hemos practicado sexo por aburrimiento pero que realmente no era algo tan bueno, ¡que estaba sobrevalorado! y que lo hacíamos a veces para agradar a nuestra pareja, a veces para fardar de un trofeo nocturno o conseguir el reconocimiento de nuestros amigos y que poco tiene que ver con el amor o con el placer.
En un momento en el que tenemos mas aplicaciones para conseguir parejas sexuales que nunca, ¿vamos a pensar que el sexo es algo poco divertido si lo comparamos con cualquier otra oferta de ocio?
A lo mejor tenemos que empezar por admitir que no lo estábamos haciendo excesivamente bien porque quizá no hemos recibido la educación sexual adecuada, o no escuchamos suficiente al compañero de cama, o sencillamente no escuchamos a nuestro cuerpo.
Y ponernos manos a la obra. Y hacer del sexo algo que pueda competir con otro tipo de entretenimiento.
No desesperemos. Aún nos quedan 10 años.