Ser feliz, Leo.

Cuando el F.C. Barcelona anunció que no podía renovar a Leo Messi mi teléfono empezó a sonar con mensajes de muchas partes del planeta.

El primero, como no, de Zamba. “Rafita, voy a la fuente, esto es verdad?”.

Después mi compañero de partidos habitual, Albert Sans, desde Bolivia, me enviaba 3 audios con teorías conspiratorias varias, mientras aludía, a que si tenía que pasar que ocurriera ya y punto.

Despúes mi Alejandro Romano, desde Buenos Aires, me intentaba tranquilizar “Querido, desde fuentes cercanas al entorno me llega que es un farol para presionar a la Liga”.

Al día siguiente cuando tras ecuchar a Laporta mi hijo de 7 años se entristeció en exceso por la partida del astro de nuestro equipo intenté consolarle y sobre todo desdramatizarle el hecho. Se tranquilizó y ya centra su Fe en Pedri y Ansu Fati.

Varias reflexiones, más allá de la meramente futbolísitca que dejo para el final.

1- La maravilla de la inmediatez para analizar noticias. Gracias a WhatsApp, Twitter, Telegram e Instagram. Uno siente que está surfeando la realidad. Que está en la ola de la noticia al segundo de ser soltada. No deja de maravillarme. A veces estás comentando algo antes de haberlo leído oficialmente en ningún lado.

2 – La poca importancia de la proximidad. Mis amigos argentinos me dieron mejores noticias que mis amigos de España. No importa estar más cerca de la fuente. No puedo olvidar que estando yo en Buenos Aires avisé a Luis Ramiro de una explosión de gas cerca de su casa.

3 – La trascendencia mediática de un hecho futbolístico. Yo soy la hostia de fanático del futbol pero no dejo de sorprenderme al ver como algo como un NO fichaje pueda tener semejante repercusión, por más que sea el mejor jugador del mundo.

Y por último la reflexión futbolística.

Messi ha sido y es la hostia. No se puede discutir y los culés siempre le tendremos toda la gratitud posible, futbolísticamente siento pena, pero en lo personal, ninguna. Me explico.

Si Leo es tan feliz en Bcn que se quede y punto. Mucha gente por muchísimo menos dinero elige renunciar y cobrar menos o casi nada durante un año (en este caso él podría hacerlo sin arruinarse, casi sin despeinarse). No digo que deba, digo que puede. Y que no deberíamos perder la perspectiva de que ese sí es un gran privilegio.

¿Para qué quieres dinero sino para ser feliz?

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