“Gracias Lara…” era todo lo que lograba balbucear recostado en aquella esquina de la Fuente de Canaletes. Hacía un par de años que había hecho de aquel lugar mi casa. Eran las seis de la tarde y ya estaba completamente borracho y roto. O al revés. De repente, un niño de apenas siete años, me pegó una patada en el trasero. “Eh, tú”. Levanté la mirada y allí estaba nuestro Bruno. Tenía tan solo uno cuando me fui. De vez en cuando, Lara pasaba con el niño por allí y me dejaba algo de comer, unas mantas y algún que otro libro de los que sabe que me gustaba leer.
Escribí esta historia pensando en alguien que había terminado viviendo en la calle por cualquier motivo. ¿Por qué acaba la gente sola viviendo en la calle? El otro día reflexionaba. ¿En qué piensa la gente cuando mira la parte de atrás de un coche fúnebre?. Bien, ¿En qué piensa la gente cuando ve a una persona sola viviendo en la calle?. En esto tengo claro que la mayoría, a estas alturas, no piensa nada. Los hemos hecho invisibles. Es una realidad que no existe. Es un decorado más. Yo sí me quedo siempre pensando. Intento imaginar qué les ha podido pasar. La mayoría de las veces hay detrás diferentes historias con un punto común, las adicciones. Pero estoy seguro de que no es el único motivo.
“¿En qué piensa la gente cuando ve a una persona sola viviendo en la calle?
La cuestión es que en un momento determinado, esta gente vive al margen del mundo. Sin reglas, sin normas, sin moralidad, sin carnet, sin nada. Ellos viven así y nosotros de la otra manera. A veces no me acaba de quedar claro cuál es la mejor.
El caso es que el otro día cuando vi a una persona tirada en la calle, entre cartones, vino y monedas me dio por pensar: ¿Si le pregunto lo que es Tik Tok lo sabrá? ¿Sabrá lo que es twitter?¿El 5G?¿Las cripto Monedas?. Lo que me dio por pensar es que en el momento en el que alguien se lanza a la calle a vivir para su vida “normal” en un punto. Y supongo que se queda a nivel conocimiento de novedades o avances en ese punto. Y que no sé muy bien qué opinar al respecto. Pero me resulta algo, cuanto menos, curioso. En ese momento terminó la publicidad del Spoty, regresó mi lista a los cascos y me fui. La tecnología es más veloz que la esperanza.